El desarrollo de la ciencia de la información médica se remonta a los trabajos de Florence Nightingale, quien escribió en 1873 el libro Notas para un hospital, que la hace pionera no sólo de la enfermería al reformar las prácticas hospitalarias, sino también por reconocer que la comunicación de la información clínica es un factor crítico para la buena práctica médica.
La automatización y estandarización de la información médica comenzó con el uso de cuadernos, luego fichas (con tendencia a un formato fijo). La necesidad de almacenar y poder recuperar esta información dio origen a los archivos físicos cada vez más sofisticados, creándose toda una tecnología para su manejo: la archivonomía. Durante este desarrollo se crea la idea de índices o directorios, a manera de palabras claves, para poder recuperar con ellos fácilmente la información.
Al surgir los grandes centros hospitalarios para asistencia pública, aparecen los archivos de expedientes e historias clínicas, esto rebasa poco a poco las capacidades humanas de manejo, sumergiendo a los hospitales en un “mundo de papel" que demanda una cantidad de personal tan grande que llega a constituir entre el 10 y el 20 % de los costos totales de operación de un hospital, elevando costos y reduciendo productividad.
La posibilidad de tener almacenada la información permitió la realización de estudios estadísticos para la evaluación de la efectividad de los tratamientos aplicados en un hospital o para la evaluación de las campañas de salud publica, por mencionar algunas aplicaciones.
Facilitó el orden, realizando más eficiente la archivonomía. |
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